Es un eufemismo decir que los dos últimos años han sido un reto. La pandemia ha afectado a todo el mundo de diversas maneras, pero nadie ha quedado indemne. El número de personas que han contraído el COVID y han sufrido sus desafortunadas consecuencias para la salud pone de manifiesto el coste físico de la pandemia.
Con toda la atención prestada a las consecuencias de la pandemia para la salud física, es fácil pasar por alto el efecto que ha tenido en nuestra salud mental y bienestar. Se ha producido un aumento de la depresión individual y del estrés postraumático colectivo de la sociedad:
el constante bombardeo de información contradictoria,
aislamiento social,
la ansiedad que rodea a la contracción de la enfermedad, y
el dolor por la pérdida de seres queridos.
Todos tenemos que darnos la oportunidad de curarnos de las dificultades que han presentado los tiempos sin precedentes que hemos vivido.
Entonces, ¿cómo iniciamos nuestra recuperación? ¿Cómo podemos salir de las secuelas de la pandemia de COVID en un lugar mejor del que empezamos? Hay una respuesta sencilla y rentable: la actividad física.
La actividad física elevará la salud mental global
Aunque la curación es siempre multifacética, está bien estudiado y basado en la evidencia que el ejercicio físico y un régimen de fitness pueden mejorar la salud mental global.