Los entrenadores personales no necesitan títulos de psicología para explicar esta paradoja del comportamiento humano. Por muy común que sea la brecha entre la intención y la acción, cerrarla puede ser complicado. Por suerte, han surgido algunas técnicas de motivación que han tenido éxito.
Una de ellas es la "influencia social". Es especialmente eficaz cuando se trata de cuestiones medioambientales, según Harvard Business Review. La influencia social es una compañera de la teoría del "empujón", en la que se crean puntos de entrada fáciles y factores de motivación basados en los pares para convencer a la gente de que actúe.
Un estudio descubrió que había un aumento del 65% en la compra de productos sostenibles cuando se informaba a los compradores de que otras personas los estaban comprando. Otras investigaciones han encontrado resultados similares. Un experimento descubrió que cuando se informaba a los estudiantes de que sus compañeros estaban abandonando sus coches por el transporte sostenible, los que optaban por dejar de conducir para sus desplazamientos se quintuplicaban. Cuando más personas participan en una acción social, otras siguen su ejemplo.
Nunca ha sido mejor momento para animar a la gente a adoptar un comportamiento que fomente la sostenibilidad. Una de las frustraciones de los activistas medioambientales a lo largo de los años es convencer a la gente de que su comportamiento individual puede marcar la diferencia. A muchos les parece que el cambio climático es un problema insuperable, en el que su acción personal no puede influir.
Como han demostrado las últimas semanas, el comportamiento individual es inmensamente importante a la hora de proteger el bienestar de los demás, incluso a nivel mundial. Una persona puede marcar la diferencia. Cuando los clubes de salud ofrecen un empujón hacia la sostenibilidad, sus miembros pueden sentir que están contribuyendo a un objetivo compartido más profundo.
Llevar la sostenibilidad a los gimnasios
SportsArt es un líder del sector en equipos de ejercicio sostenibles, con su línea patentada de unidades de cardio "watts-to-grid" (vatios a la red) que utilizan la energía generada por el usuario para devolverla al sistema eléctrico del club. En la colección de unidades ECO-POWR de SportsArt destacan la VERDE, la "primera cinta de correr productora de energía del mundo" y la VERSO, una bicicleta elíptica tres en uno equipada con las mismas capacidades.
Ahora se une a la línea un ciclo indoor que produce energía. Recientemente, SportsArt ayudó a crear un nuevo concepto de club sostenible, un estudio de ciclismo indoor en San Petersburgo, FL, llamado Centrifuge que utiliza exclusivamente las bicicletas ECO-POWR de SportsArt.