La tecnología del fitness -en forma de aplicaciones, relojes inteligentes, monitores de ritmo cardíaco (HRM), dispositivos de seguimiento GPS y rastreadores de actividad portátiles- está transformando la industria del fitness a una velocidad sin precedentes.
Los dispositivos, que han surgido y evolucionado durante más de una década, se han convertido en un sinónimo de los gimnasios, como las cintas de correr y las pesas. Se utilizan no sólo para hacer un seguimiento del rendimiento y el progreso de los socios, sino también para atraer a posibles clientes, atraer a los socios y aumentar la retención.
La innovadora pulsera Fitbit se presentó en 2009, y desde entonces las cifras asociadas a los wearables -aplicaciones ofrecidas, usuarios totales y aprovechamiento por parte de los gigantes tecnológicos- se han multiplicado rápidamente. Según Statista.com, una importante plataforma de datos empresariales, el año pasado se vendieron en todo el mundo unos 222 millones de unidades, y se prevé que esa cifra alcance los 302,3 millones en 2023.
En noviembre, el gigante tecnológico Google hizo una oferta de compra de Fitbit por 2.100 millones de dólares, lo que supuso un espectacular respaldo al potencial de los wearables en diversos mercados, como el del fitness, el bienestar, la medicina y la salud.