Recientemente, hemos escuchado varias historias sobre atletas de alto nivel que se alejan de sus deportes o equipos para preservar su salud mental.
Simone Biles redujo su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio. Naomi Osaka, actual número 2 del ranking de la Asociación de Tenis Femenino, apareció en los titulares cuando se ausentó de una conferencia de prensa y luego del Abierto de Francia. Will Craig dejó los Piratas de Pittsburgh y decidió jugar al béisbol en Corea.
El año pasado fue estresante para todos. Según la Anxiety and Depression Association of America, el 18,1% de los adultos de Estados Unidos ha sufrido un trastorno de ansiedad en el último año. Además, el Instituto Nacional de Salud Mental señala que el 7, 1% de los adultos estadounidenses ha tenido un episodio depresivo grave.
En cuanto a los planes para después de la pandemia, el 58% de los encuestados en el estudio Mindbody Summer 2021 U.S. Consumer Survey dicen tener un enfoque renovado en su salud mental.
Un claro vínculo entre el ejercicio y la salud mental
Aunque el aumento de los problemas de salud mental ha dado mucho que hablar últimamente en los medios de comunicación, la mayoría de los informes no cubren las medidas que se pueden tomar para mejorarlos. Lo cierto es que el ejercicio rutinario y el entrenamiento de rehabilitación -y estar en forma- pueden desempeñar un papel fundamental en la mejora de la salud mental y el estado de ánimo.
Un estudio único a largo plazo de 152.978 participantes de entre 40 y 69 años de Inglaterra, Gales y Escocia revela una correlación muy clara entre el ejercicio, la forma física y la salud mental.