Por eso, no es de extrañar que los clubes de la IHRSA hayan empezado a implantar este tipo de tecnología. Los escáneres de huellas dactilares y de reconocimiento facial recogen los datos de los socios; los escáneres biométricos hacen un seguimiento de las horas de trabajo de los empleados; y los escáneres corporales generan imágenes en 3D para determinar la pérdida de peso de un cliente y ayudarle a alcanzar sus objetivos de musculación.
Aunque estos equipos y las funciones que facilitan son valiosos, es importante tener en cuenta que varios estados han promulgado leyes para regular el uso de los datos que se generan y garantizar su protección. Entender estas leyes es crucial para desarrollar procedimientos que protejan a su club de posibles litigios.
Definición de la información biométrica
Por el momento, las leyes estatales son uniformes al definir los datos biométricos como la información producida por los identificadores biométricos, es decir, las huellas dactilares, los escaneos de la retina, el iris y la voz, y los escaneos de la cara y la geografía de las manos de una persona. Todos son únicos para cada persona, lo que hace que la capacidad de reunirlos sea atractiva y, potencialmente, lucrativa para las empresas.
Aunque las numerosas aplicaciones y beneficios son evidentes, también hay que tener en cuenta los posibles riesgos y responsabilidades.
El carácter muy específico y personal de estos datos los hace especialmente sensibles. Por ejemplo, si se pierde la tarjeta de la Seguridad Social, el gobierno puede emitir una nueva. Pero no existe un remedio equivalente para la pérdida de información biométrica, lo que hace que su apropiación indebida sea un asunto mucho más grave y, posiblemente, peligroso. Además, dado que gran parte de estos datos son visibles y de fácil acceso, hacen que las personas sean susceptibles de ser objeto de fraude de un modo que los identificadores tradicionales no permiten.
"Las contraseñas biométricas de un usuario están a la vista del público cada vez que sale de casa", dice Jane Bambauer, profesora asociada de Derecho en la Facultad de Derecho James E. Rogers de la Universidad de Arizona, en Tucson.
Esta vulnerabilidad hace recaer una responsabilidad considerable en los operadores de clubes que deciden recopilar y utilizar información biométrica de empleados y clientes, obligándoles a establecer procedimientos para salvaguardarla adecuadamente.
El problema radica en el consentimiento informado