Ryon Packer, director de productos de ABC Financial Services, ha contribuido a este artículo.
Cada año las fiestas parecen empezar antes que nunca. Los cafés con especias de calabaza salen al mercado en agosto en lugar de octubre. Los recordatorios de Acción de Gracias aparecen antes de Halloween. Las melodías navideñas llegan a las ondas mucho antes de que empiece a nevar. Nos guste o no, el mercado está sentando las bases para maximizar las oportunidades de la demanda estacional de sus bienes y servicios. Para ellos, es un imperativo.
Para algunos minoristas, las pocas semanas de compras navideñas les sirven de sustento para todo el año. No es el mejor escenario, pero en el competitivo mercado actual, tanto online como offline, hay que aprovechar todas las ventajas que se tengan. Puede que Party City, la cadena de disfraces y parafernalia decorativa, esté abierta todo el año, pero sin Halloween tendría problemas para mantener el concepto durante todo el año. Y, por cierto, Party City empezó a comercializar sus productos relacionados con Halloween en agosto.
Las vacaciones suelen ser una época lenta para los gimnasios. Los viajes, las grandes comilonas, las fiestas... todo ello puede distraer a los socios potenciales de la idea de ponerse en forma. Pero, como puede decir cualquier veterano del sector, las vacaciones de noviembre-diciembre son la calma que precede a la tormenta. El primer trimestre del año es lo que los minoristas experimentarían si Navidad, Halloween, San Valentín y Acción de Gracias fueran todo en uno. Es el momento del año en el que más consumidores se plantean apuntarse a un gimnasio que en cualquier otro momento.
Para sacar provecho del primer trimestre, los gimnasios deben tener un plan cuidadosamente estudiado. Nunca es demasiado pronto para sentar las bases.