El Club Adirondack, situado en Franklin, MA, también ha llevado a cabo con éxito programas de campamento este verano. El cumplimiento de las estrictas directrices establecidas por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades, como los controles de temperatura, ha hecho que no se produzcan brotes ni se atribuyan casos de COVID-19 en el club. El club ya ofrece un amplio programa extraescolar en colaboración con los distritos escolares locales, que se ha ampliado este año, centrándose en facilitar más contenidos educativos y aprendizaje en línea. El sistema escolar de Franklin es actualmente totalmente remoto, lo que hace que este servicio sea fundamental para los padres de la zona.
La oferta ampliada del Club Adirondack incluye programas extraescolares, programación de aprendizaje a distancia y preescolar. Los programas se imparten en varias aulas del campus del club, lo que lo convierte en el entorno ideal para el aprendizaje virtual respetando las directrices de distanciamiento social. El hecho de que el club ya ofreciera amplios programas ha facilitado la expansión de los servicios desde el punto de vista logístico. Los programas son atendidos en su mayoría por los profesores existentes en la plantilla, complementados por tutores de edad universitaria. Los programas se ofrecen en primer lugar a los socios, pero también están disponibles para los no socios si hay espacio disponible.
Samantha Miller, directora del servicio infantil y de los campamentos de verano del Club Adirondack, subraya que el compromiso del personal es crucial para proporcionar un entorno seguro.
"La implicación del personal es uno de los detalles más importantes que a veces puede pasarse por alto", dice. "Ellos son el modelo a seguir en estos programas, y los niños se dan cuenta si no están entusiasmados con el uso de la mascarilla o con lavarse las manos regularmente".
Del mismo modo que se reconoce a un empleado por un rendimiento laboral ejemplar, es importante reconocer el esfuerzo que hace el personal por seguir y fomentar las normas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias.
Añadir una pizca de diversión o competición a la ecuación suele hacer maravillas para el cumplimiento, dice Miller. "Hemos empezado a añadir pequeñas competiciones y premios para fomentar el uso de la mascarilla, como una recompensa para el niño que más se haya puesto la mascarilla en un día concreto. Hemos comprobado que esto marca la diferencia a la hora de convertir una tarea difícil en algo más divertido y emocionante".
Miller también destacó una importante lección aprendida: la paciencia. "Los programas ampliados han ido muy bien, pero nos hemos dado cuenta de la importancia de pedir paciencia a los padres mientras los niños se adaptan y se acomodan a las nuevas rutinas. Una nueva experiencia de aprendizaje puede ser un poco chocante y a veces se necesita algo de tiempo para adaptarse a los diferentes horarios y entornos."