Cajas dentro de una caja
Al igual que la estética, la iluminación y la calidad del aire, el sonido es un componente integral de la experiencia del club. Y, al igual que ellos, si se gestiona bien, complementa y mejora todo lo que ocurre en un espacio determinado. Pero si el ruido se ignora y se deja a su aire, puede producir esos momentos críticos y desagradables que hacen que los socios dejen de acudir o, en casos extremos, que los vecinos de al lado presenten demandas.
El tema es complejo y está plagado de conceptos y frases -nubes acústicas, sistemas de doble pared, clasificaciones de la clase de transmisión del sonido (STC)- que, si bien no es necesario dominar, deberían, al menos, ser lo suficientemente familiares para que los propietarios de los clubes puedan mantener conversaciones inteligentes con los expertos en sonido.
El objetivo final, en realidad, es la definición misma de la simplicidad.
En ciertas zonas del club, se quiere mantener el sonido fuera. En otras, se quiere mantener el sonido dentro. Y, en ambas, quieres poder controlar su intensidad.
Cada espacio requiere, y merece, su propia identidad acústica.
La principal forma de conseguirlo es crear "cajas dentro de una caja" al diseñar, construir y equipar un club, explica Bryan Dunkelberger, director de S3 Design, Inc. con sede en Braintree, MA. "Con esto quiero decir que cada 'caja' tiene una necesidad diferente. En una zona de grupo X, el objetivo es atrapar el sonido. En una zona de yoga, spa o pilates, es mantener el sonido fuera".
Rudy Fabiano, fundador de Fabiano Designs, en Montclair (Nueva Jersey), señala una de las muchas cuestiones sutiles que surgen inevitablemente. "La 'transmisión' tiene que ver con el sonido aéreo que sale de un espacio", dice. "Piensa, por ejemplo, en la música que se filtra de una sala de aeróbic; sin embargo, el sonido atrapado crea reverberación y eco. Hay que proteger las zonas de ambas cosas".
La primacía de la programación
Entre los factores que influyen en la capacidad de aprovechar y domesticar el sonido a nuestro gusto se encuentran la construcción general del edificio, la ubicación de los espacios en él, las paredes, los techos y los suelos, los detalles como los enchufes, los interruptores y los conductos de ventilación, y los diversos sistemas de atenuación del sonido.
El proceso de ponerlos a todos al servicio del desafío del ruido debe ser dirigido por la programación del club.
"Considere la posibilidad de que los espacios sean adyacentes entre sí", dice Christa Plaza, directora de Essenza Architecture, con sede en Louisville, CO. "Cuando se empieza con una pizarra en blanco, hay que pensar en agrupar las zonas tranquilas y los estudios de ejercicios. Pero, cuando el edificio o la distribución existente no lo permiten, hay varias formas de proceder."