Las investigaciones en curso y emergentes siguen mostrando que el SARS-CoV-2, el virus causante del COVID-19, está presente en los aerosoles, lo que significa que el virus puede propagarse a través de partículas en el aire. Los investigadores aún no comprenden el grado de infecciosidad del SARS-CoV-2 presente en los aerosoles ni si es o no un modo de transporte importante. No obstante, la posible transmisión del virus por el aire hace que los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado y de filtración sean especialmente importantes.
Según la OMS, "un sistema [de calefacción, ventilación y aire acondicionado] bien mantenido y operado puede reducir la propagación del COVID-19 en los espacios interiores aumentando la tasa de cambio de aire, reduciendo la recirculación del aire y aumentando el uso del aire exterior".
La mayoría de los expertos coinciden en que aumentar la cantidad de aire fresco que se toma, maximizar la filtración y aplicar estrategias de purificación mejoradas, como la UV-C, además de las prácticas de seguridad habituales, como el uso de mascarillas y el distanciamiento social, pueden ayudar a minimizar la densidad y la concentración de COVID-19 en el aire.
Cuatro estrategias clave para reducir la propagación de aerosoles
Lindsey Marr, profesora de ingeniería civil y medioambiental de la Universidad Tecnológica de Virginia, expuso cuatro estrategias clave para reducir la propagación del SARS-CoV-2 por aerosoles en el interior de los edificios en su sesión plenaria sobre el papel de los aerosoles en la transmisión del COVID-19 en la conferencia de la Asociación Americana de Investigadores de Aerosoles (AAAR).
Estos son:
- Usar una máscara para ayudar a prevenir el contagio de COVID-19 de persona a persona. IHRSA detalla la seguridad y la eficacia de hacer ejercicio con una máscara y destaca algunas máscaras de rendimiento populares.
- Mantener la distancia social -más de dos metros o seis pies, dependiendo de la actividad- para eliminar la transmisión por contacto directo, limitando el contacto con los penachos y las gotas respiratorias.
- Ventilación y filtración para diluir los aerosoles de virus, manteniendo una menor densidad y concentración de cualquier virus presente en el aire.
- Higiene, incluido el lavado de manos, que elimina la posibilidad de transmisión directa e indirecta. La limpieza de suelos y superficies también es importante porque las partículas víricas asentadas pueden volver a aerosolizarse, poniéndolas de nuevo en la circulación del aire.