Vivimos en una época de distracción y ruido, y cada vez es peor. Escapar de las exigencias clamorosas de la tecnología es una de las razones por las que la meditación y la atención plena se han convertido en objetivos populares entre la gente corriente.
La atención plena puede ser esquiva en un entorno de gimnasio, y eso es un problema. Un gimnasio que se adapte a las tendencias actuales de ejercicio no es un refugio contra la contaminación acústica. Pesas que chocan, bandas sonoras de baile en grupo a todo volumen, entrenadores que gritan, kettlebells que golpean el suelo: Todo ello constituye una avalancha sonora que afecta negativamente al entorno del club.
También es poco saludable para los socios y el personal, que es exactamente el resultado opuesto que se supone que debe ofrecer un gimnasio. Un estudio publicado en el International Journal of Audiology descubrió que muchos asistentes al gimnasio subían tanto el volumen de los auriculares para bloquear el ruido de fondo que se arriesgaban a dañar su audición. El ruido excesivo también puede aumentar la hipertensión, empeorar los problemas de sueño, perjudicar la salud cardiovascular y, por supuesto, dañar los oídos. Dejar caer una sola pesa de 45 libras puede alcanzar niveles de ruido de 80 decibelios. Los expertos afirman que la exposición continuada a un ruido igual o superior a 80-85 decibelios a lo largo del tiempo puede provocar una pérdida de audición. En algunas clases de spinning la música suena a niveles superiores a los 110 decibelios.
El ruido es sólo uno de los problemas. Las vibraciones transmitidas por la estructura, lo suficientemente fuertes como para sacudir las paredes y hacer temblar el suelo, pueden suponer un gran trastorno para los asistentes a la discoteca y los vecinos. El problema es aún más grave si la discoteca se encuentra en un edificio de uso múltiple. Los demás ocupantes, ya sean empresas o residentes, no soportarán durante mucho tiempo las molestias de un gimnasio excesivamente ruidoso. De hecho, las demandas contra gimnasios, boxes de CrossFit e instalaciones boutique van en aumento. Algunas instalaciones de Nueva York han sido expulsadas de sus edificios o se han enfrentado a multas excesivas. Reubicar un club por cualquier motivo puede acabar con su negocio. Quieres seguir siendo un buen vecino.
Tampoco querrá sustituir continuamente los suelos dañados, otra consecuencia de las tendencias actuales del fitness. Los ejercicios con pesas (por ejemplo, sentadillas y peso muerto), el entrenamiento con el peso del cuerpo (por ejemplo, burpees, salto de cuerda, gimnasia, artes marciales), los balones medicinales golpeados contra el suelo... el efecto acumulativo puede crear desgarros y perforaciones en el suelo que pueden suponer un riesgo de responsabilidad. Las inversiones periódicas en la sustitución de las baldosas del suelo pueden acumularse rápidamente.